Aquella nota perdida ♫
jueves
sábado
Walking Around
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
Pablo Neruda
viernes
remember
Tum tum, psica tunga-lé, psica tunga-lari bé
Psica tunga pinga.
Avé pelebere-bé psica tunga-lari bé
Psica tunga pinga,
Psica tunga pinga.
Avé pelebere-bé psica tunga-lari bé
Psica tunga pinga,
jueves
EFFET DE NUIT
La nuit. La pluie. Un ciel blafard que déchiquette
De flèches et de tours à jour la silhouette
D'une ville gothique éteinte au lointain gris.
La plaine. Un gibet plein de pendus rabougris
Secoués par le bec avide des corneilles
Et dansant dans l'air noir des gigues nonpareilles,
Tandis que leurs pieds sont la pâture des loups.
Quelques buissons d'épine épars, et quelques houx
Dressant l'horreur de leur feuillage à droite, à gauche,
Sur le fuligineux fouillis d'un fond d'ébauche.
Et puis, autour de trois livides prisonniers
Qui vont pieds nus, un gros de hauts pertuisanier
En marche, et leurs fers droits, comme des fers de her
Luisent à contre-sens des lances de l'averse.
De flèches et de tours à jour la silhouette
D'une ville gothique éteinte au lointain gris.
La plaine. Un gibet plein de pendus rabougris
Secoués par le bec avide des corneilles
Et dansant dans l'air noir des gigues nonpareilles,
Tandis que leurs pieds sont la pâture des loups.
Quelques buissons d'épine épars, et quelques houx
Dressant l'horreur de leur feuillage à droite, à gauche,
Sur le fuligineux fouillis d'un fond d'ébauche.
Et puis, autour de trois livides prisonniers
Qui vont pieds nus, un gros de hauts pertuisanier
En marche, et leurs fers droits, comme des fers de her
Luisent à contre-sens des lances de l'averse.
(Efecto nocturno
La noche. La lluvia. Un cielo incoloro que desgarra
De flechas y de torres a plena luz la silueta
De una ciudad gótica apagada en la gris lejanía.
La llanura. Un patíbulo lleno de flacos ahorcados
Sacudidos por el pico ávido de las cornejas
Guiñotean en el aire danzas desiguales
Mientras que sus pies son pastos de los lobos.
Algunos matorrales espinos os dispersos y algunos acebos
Alzan el horror de su follaje a derecha, a izquierda
Sobre el tiznado barullo de un fondo de boceto.
Y luego, alrededor de tres lívidos prisioneros
Que andan descalzos, el grueso de los altivos guardianes,
Camina, erguida sus armas, como rejas de rastrillo,
Brillando a contra luz las lanzas del aguacero.)
La noche. La lluvia. Un cielo incoloro que desgarra
De flechas y de torres a plena luz la silueta
De una ciudad gótica apagada en la gris lejanía.
La llanura. Un patíbulo lleno de flacos ahorcados
Sacudidos por el pico ávido de las cornejas
Guiñotean en el aire danzas desiguales
Mientras que sus pies son pastos de los lobos.
Algunos matorrales espinos os dispersos y algunos acebos
Alzan el horror de su follaje a derecha, a izquierda
Sobre el tiznado barullo de un fondo de boceto.
Y luego, alrededor de tres lívidos prisioneros
Que andan descalzos, el grueso de los altivos guardianes,
Camina, erguida sus armas, como rejas de rastrillo,
Brillando a contra luz las lanzas del aguacero.)
Paul Verlaine (1844-1896)
Maths
Te da tranquilidad saber que existe una respuesta, que todo está fríamente calculado y que el plan se trazó hace mucho tiempo atrás. Suspirás, aliviado de que al menos hoy no te va a explotar la cabeza. Al abrir el libro negro, todos las fórmulas te tientan. Es peligroso que se vuelvan una adicción, pero no te importa en absoluto. La mecánica es el secreto, y aunque te ardan los ojos no hay nada que no entiendas, que sea imprevisible. No hay imposibles, y te encanta conocer de memoria el olor de la tinta, de la regla, del lápiz. La hoja cuadriculada te marea, pero te gusta esa sensación de vértigo que se apodera de vos cada vez que la mirás fijo. El reloj se queja de su desgracia personal y te reís de lo lento que pasa el tiempo cuando los problemas se resulven rápido. Tratas de oír algo afuera pero el ronquido de la heladera se vuelve insoportable. La calculadora se apaga, y te sentís todopoderoso. Lo tenés todo controlado y te desperezas. Sonreís y te vas afuera a fumar. Todo fluye tal cual lo imaginaste, todo encaja, el tren no se descarrila y pensar en que eso suceda te causa escalofríos. Por suerte todo es exacto, aunque están permitidos algunos decimales para romper la monotonía.
Volvés a sentarte y aunque un par de números se volaron por la ventana abierta, y el café se haya llenado de derivadas e intergales, volvés a sonrerír, feliz de que las noches no se parezcan a los días. Tomás el lápiz, despertás a la calculadora de su breve siesta y volvés a marearte en un laberinto de números que titilan indicandote la salida.
Calipso
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