viernes

Z.


20-04-2011

Creo que caí en la cuenta de que soy una de las personas más aburridas que conozco. No hago absolutamente nada interesante, y lo peor es que en mi afán de cambiar algo de mi soporífera vida, me quedo dormida. Creo que si alguien escribiera mi biografía sería algún maniático farmacéutico, con ideas macabras, que luego de escribir unas cuantas hojas –sólo con eso bastaría- las pondría en una procesadora y las transformaría en puré de biografía. Luego encapsularía esos pedacitos de aburrimiento y los vendería como somníferos potentes para viajes largos. Eso sí sería un buen negocio.




domingo





“El mar es azul. Ese es sin duda el más hermoso de los milagros”


Seguir viaje

Sudan las ventanas,
Su transpiración visible me enfria
Y la seguridad no reclinable
Se cuela por la salida
De emergencia-

Tu aspecto de sueño enrededado
me intriga con su cotidianeidad burda.
Te balanceas en un barco,
Una nube,
Otros brazos?
Solo te meces lejana,
Al alcance de mi mano.

Una chispa desorientada besa el contexto,
Las estrellas son cómplices de esa hermana
Que nace y muere en un segundo
Dentro de un cilindro metálico
Que se mueve
Tan lento.

Despierto y la jaula vomita sus pajaros,
Quiero quedarme, dentro de mi albeldrío
olvidarme del clima.
Fundirme con el asiento y el olor
A pino.
Quiero descubrir la ruta con vos,
Quiero rozar con la lengua la incomodidad colectiva,
Quiero seguir viaje.

jueves

Caleidoscopio

Caleidoscopio

Tu sonrisa vanguardista me consume. Solo pienso en llevarte lejos, al mar, y perdernos en selvas de papiros. Exhalas el humo que nos calma y te deseo. Sos una curva, un pequeño delirio personal, un hilo de color, una nota perdida. Y te quiero para mí, allá arriba, volátil. También te quiero en lo profundo, en lo azul, en lo barroso. Sueño con que nos salgan aletas y que las escamas escondan nuestros secretos impuros. Tu presencia se traga el tiempo, lo devora. Sos un caleidoscopio, amo mirar a través tuyo y guardarme una ilusión en el bolsillo. Me vendes un guión y te lo compro, me sorprendo cada vez que te leo. Siempre te encuentro, ahí en cada renglón, latente.
Tu crueldad es un látigo dulce, casi aditivo. Y aunque quisiera mimetizarme con el asfalto duro, los jeans y los cigarros, sigo siendo una luna ajena, un riachuelo, una brisa.
Y que no me entiendas me enfurece, me enerva, me enloquece. Me hace pensar en impulsos, que se desvanecen apenas nacen, que se van lejos… con el humo que tú exhalas.


Calipso

sábado

CICLOPÍA

CICLOPÍA

DORMÍA Y LLORABA
LLORABA Y DORMÍA.
HUÍA DE HÉROES, LOS COMÍA.
SU OJO ERA UN PUENTE
COLGANTE.

MENTÍA DICIENDO QUE VEÍA
COMO LAS CABRAS VOLABAN
Y LAS DIOSAS SE BAÑABAN EN LAS OLAS.
LE GUSTABAN LAS GUAYABAS
SU SABOR LO TRANSPORTABA
A LUGARES MÁS CÁLIDOS.

SU CIELO REDUCIDO LO ENVOLVÍA,
Y DE ATRÁS LO SORPENDÍAN LAS LECHUZAS.
GIRABA HASTA CAER RENDIDO
Y CRECÍA.

NO LE GUSTABA SANGRAR,
ESO LE HACÍA SENTIR EFÍMERO.
SU CICLOPÍA LO ENTRISTECÍA
PERO SE RECONFORTABA
EN SU MONSTRUOSIDAD.



SUS FÉMURES ERAN FRÁGILES
HUBIERAN SOPORTADO A MUCHOS ULISES,
PERO ÉL A VECES SE CAÍA
SE SENTÍA DÉBIL
ESCASO,
ENFERMO.

NO ENTENDÍA MUCHAS COSAS
OLÍA RARO EL AIRE EN INVIERNO,
COMO A MIEDO PASADO POR AGUA.
LLEGABAN LOS HOMBRES
ESCUPÍAN NUBES MISTERIOSAS
Y LE PINCHABAN CON ACERITOS.
LE HACÍAN COSQUILLAS
PARA QUE LLORARA.

Y ENTRE HUMOS DE COLORES
SU ORGULLO MITOLÓGICO SE HACIA NIMIO
SE VOLVÍA UN ESPINA,
UN ARDOR,
QUE LE HACIA PESTAÑAR HASTA DORMIRSE.

Calipso
VAInilla


Te miro y no tiemblo. Las crisálidas no despiertan de su sueño gástrico. Sos vos, es él, es ella. ¿Qué más da? Me tocas, me dejo tocar. Me estremezco bajo tu tacto pero sólo es algo corporal, más bien mecánico. Tu mano se va y huye el frenesí momentáneo. Trato de ahogarme en tus ojos, pero hay tanto que me tienta en las orillas, que prefiero perderme en la selva. Oigo tu voz y espero el impacto. Pero sigo esperando, y mi abismo no entra en tu puente, y mi suspiro te suena a delirio. Para vos todo lo que hago sabe a miel, lo presiento en tu sonrisa. Me gustaría tener el sabor correcto, no una burda esencia de vainilla, empalagosa e impalpable. Tu canto no me provoca desasosiego, ni comezón, ni curiosidad. Algo en vos no me desvela, no hay eclipse. Ni la casualidad, la avaricia, el rock o la lluvia pudieron hacer que mi voz se quebrara o mi boca te buscara. Y mientras, la brisa se lleva el verano, la ciudad nos envuelve de nuevo, la vergüenza suplanta a mi sombra y sigo esperando el impacto.

jueves

LAS PALOMAS NO SABEN

Las palomas ya no saben salir de la ciudad
y se han vuelto del color del cemento,
han invadido el asfalto, las aceras,
las cornisas de los ministerios.
No, las palomas ya no son aves,
sólo son cemento.


Juan Ballester

sábado

La burbuja

Lloro al verte bailar con las algas,
al verte consumir
ese oxígeno vital y mentiroso,
que engaña a tu organismo crédulo.

Las lágrimas son tantas, que son aire y
sentís una mirada que te penetra,
te perturba, te tortura.

Todo parece tan extraño allí afuera,
que te resignas en tu burbuja celeste,
y no te mentís con horizontes irreales,
con proyecciones que sabes que son reflejos,
de reflejos.

Cada tanto Dios provee, y la rutina maldita
se apodera de tus actos. Nada te sorprende,
ni siquiera el mar de tu pasado,
que aparece y desaparece en tus sueños
ingrávidos.

Sonreís, preferís soñar,
sentirlo podría ser peligroso.
Sabés que tu corazón de pez,
no lo resistiría.

Calipso 



viernes

TAXI



 “Ella bajo del taxi y corrió a encontrarse con su amado bajo la lluvia. Mientras el taxista comía bizcochos y se quejaba del chiflete que le entraba por la puerta abierta"

ExpresO



Las nubes me engañaron con la luna y ni siquiera los pájaros pudieron consolarme. Las ocho tardes que me prometiste se fugaron lentamente, dejándome sola. Duele ver que las sábanas rotas abandonan su dignidad roja y la convierten en quizáses.
Me perturba dormirme y despertar dentro de otro sueño. Llorar que nos reíamos, odiar que nos amáramos. Uno a uno caen los silencios incómodos y se hacen añicos contra el piso. La imagen virtual se dio vuelta, y otra vez es corpórea, es real. Pensarás que estoy loca, que tantas mandarinas me hacen ver visiones. Yo te digo que no importa, es más, te lo grito. Te devuelvo tus alas de plomo, esas que me diste un martes, para que voláramos juntos y nos mimetizáramos con las mariposas, o muriéramos de la mano, en lo azul pudriéndonos de a poco.
Tu felicidad canta junto al manzano, y la mía, anda por allí… con frío seguro. La llave y la maceta se perdieron hace tiempo, y mi maleta acumula inviernos dormidos. Me da tanta pena despertarlos. Prefiero huir, lisa y pura, sin relojes ni amuletos, con lo puesto.
Los barcos de papel que tengo en el bolsillo me bastan y me sobran.

domingo

La CONSIGNA


Silencio, un silencio que pareciera tragárselo todo
La vida se escurre entre los dedos
Todo se reduce a tan sólo un parpadeo, a tan sólo una lágrima

Breve ritmo acompasado, natural, involuntario.
Cuantas cosas que pasan desapercibidas, ¡y qué importantes resultan!
Sangre, sangre, roca. Vida sobre piedra.
Luz
Uno, dos, tres misterios.

Que sencillo es sentirse solo, llegar a encontrarle el gusto a lo desgarrador de un suspiro. El capricho de caer parado, pero ¡cuánto sangran nuestras manos!
Tirarlo todo por la borda, lavar las culpas en el agua salada.
Siguen allí, es difícil borrar las marcas.
Es más fácil escapar al destino.

Sigues sollozando, aún la lágrima no cae.
Todo sucede a su debido tiempo.
Ahora toca el acero, rieles furiosos escupen su traición a la tierra.
Seguimos buscando el sol, pero él siempre estuvo a nuestra espalda.
Cuesta tanto sorprenderse.

Vaivén, ser o no ser.
Si tan sólo supiéramos el camino. Si tan sólo resolviéramos la cuestión.
Tierra, roca, gusano. ¿Para qué seguir jugando?
En esta ruleta no hay número ganador.

La luna se pierde. La nada, la Histeria. La noche no soporta su ignorancia.
Por fin cae la lágrima, ya era hora.
Algunas culpas permanecen, oteas se han ido con las algas y la espuma.

Lo involuntario se hace voluntario, ya no es natural. Ya no es humano.
Roca, roca, sangre. Piedra sobre vida,
Oscuridad.
Veintisiete misterios.

No ser. La muerte se ríe en silencio. Un silencio que pareciera tragárselo todo.
La vida se escurre entre los dedos.
Todo se reduce a tan sólo un parpadeo, a tan sólo una lágrima

Calipso 

Miércoles


“No le asustaba ni el fuego, ni la noche, ni el silencio. No creía en fantasmas, terroristas ni en juicios finales. Había sido soldado, ladrón y peluquero. Había luchado con leones, ninyas y hombres topo. Pero le daba terror quedarse solo en casa los miércoles.”

Calipso 


jueves

Vanidades


Aquella nota perdida

sábado

Walking Around


Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.



Pablo Neruda

Sentite libre, explorá, descubrí. Te invito a que nos descifremos y simulemos comprendernos desde donde estemos. Soñemos a imaginarnos. El alivio de una visita, aunque sea sólo una ráfaga.