jueves

Caleidoscopio

Caleidoscopio

Tu sonrisa vanguardista me consume. Solo pienso en llevarte lejos, al mar, y perdernos en selvas de papiros. Exhalas el humo que nos calma y te deseo. Sos una curva, un pequeño delirio personal, un hilo de color, una nota perdida. Y te quiero para mí, allá arriba, volátil. También te quiero en lo profundo, en lo azul, en lo barroso. Sueño con que nos salgan aletas y que las escamas escondan nuestros secretos impuros. Tu presencia se traga el tiempo, lo devora. Sos un caleidoscopio, amo mirar a través tuyo y guardarme una ilusión en el bolsillo. Me vendes un guión y te lo compro, me sorprendo cada vez que te leo. Siempre te encuentro, ahí en cada renglón, latente.
Tu crueldad es un látigo dulce, casi aditivo. Y aunque quisiera mimetizarme con el asfalto duro, los jeans y los cigarros, sigo siendo una luna ajena, un riachuelo, una brisa.
Y que no me entiendas me enfurece, me enerva, me enloquece. Me hace pensar en impulsos, que se desvanecen apenas nacen, que se van lejos… con el humo que tú exhalas.


Calipso

sábado

CICLOPÍA

CICLOPÍA

DORMÍA Y LLORABA
LLORABA Y DORMÍA.
HUÍA DE HÉROES, LOS COMÍA.
SU OJO ERA UN PUENTE
COLGANTE.

MENTÍA DICIENDO QUE VEÍA
COMO LAS CABRAS VOLABAN
Y LAS DIOSAS SE BAÑABAN EN LAS OLAS.
LE GUSTABAN LAS GUAYABAS
SU SABOR LO TRANSPORTABA
A LUGARES MÁS CÁLIDOS.

SU CIELO REDUCIDO LO ENVOLVÍA,
Y DE ATRÁS LO SORPENDÍAN LAS LECHUZAS.
GIRABA HASTA CAER RENDIDO
Y CRECÍA.

NO LE GUSTABA SANGRAR,
ESO LE HACÍA SENTIR EFÍMERO.
SU CICLOPÍA LO ENTRISTECÍA
PERO SE RECONFORTABA
EN SU MONSTRUOSIDAD.



SUS FÉMURES ERAN FRÁGILES
HUBIERAN SOPORTADO A MUCHOS ULISES,
PERO ÉL A VECES SE CAÍA
SE SENTÍA DÉBIL
ESCASO,
ENFERMO.

NO ENTENDÍA MUCHAS COSAS
OLÍA RARO EL AIRE EN INVIERNO,
COMO A MIEDO PASADO POR AGUA.
LLEGABAN LOS HOMBRES
ESCUPÍAN NUBES MISTERIOSAS
Y LE PINCHABAN CON ACERITOS.
LE HACÍAN COSQUILLAS
PARA QUE LLORARA.

Y ENTRE HUMOS DE COLORES
SU ORGULLO MITOLÓGICO SE HACIA NIMIO
SE VOLVÍA UN ESPINA,
UN ARDOR,
QUE LE HACIA PESTAÑAR HASTA DORMIRSE.

Calipso
VAInilla


Te miro y no tiemblo. Las crisálidas no despiertan de su sueño gástrico. Sos vos, es él, es ella. ¿Qué más da? Me tocas, me dejo tocar. Me estremezco bajo tu tacto pero sólo es algo corporal, más bien mecánico. Tu mano se va y huye el frenesí momentáneo. Trato de ahogarme en tus ojos, pero hay tanto que me tienta en las orillas, que prefiero perderme en la selva. Oigo tu voz y espero el impacto. Pero sigo esperando, y mi abismo no entra en tu puente, y mi suspiro te suena a delirio. Para vos todo lo que hago sabe a miel, lo presiento en tu sonrisa. Me gustaría tener el sabor correcto, no una burda esencia de vainilla, empalagosa e impalpable. Tu canto no me provoca desasosiego, ni comezón, ni curiosidad. Algo en vos no me desvela, no hay eclipse. Ni la casualidad, la avaricia, el rock o la lluvia pudieron hacer que mi voz se quebrara o mi boca te buscara. Y mientras, la brisa se lleva el verano, la ciudad nos envuelve de nuevo, la vergüenza suplanta a mi sombra y sigo esperando el impacto.

jueves

LAS PALOMAS NO SABEN

Las palomas ya no saben salir de la ciudad
y se han vuelto del color del cemento,
han invadido el asfalto, las aceras,
las cornisas de los ministerios.
No, las palomas ya no son aves,
sólo son cemento.


Juan Ballester

sábado

La burbuja

Lloro al verte bailar con las algas,
al verte consumir
ese oxígeno vital y mentiroso,
que engaña a tu organismo crédulo.

Las lágrimas son tantas, que son aire y
sentís una mirada que te penetra,
te perturba, te tortura.

Todo parece tan extraño allí afuera,
que te resignas en tu burbuja celeste,
y no te mentís con horizontes irreales,
con proyecciones que sabes que son reflejos,
de reflejos.

Cada tanto Dios provee, y la rutina maldita
se apodera de tus actos. Nada te sorprende,
ni siquiera el mar de tu pasado,
que aparece y desaparece en tus sueños
ingrávidos.

Sonreís, preferís soñar,
sentirlo podría ser peligroso.
Sabés que tu corazón de pez,
no lo resistiría.

Calipso 



viernes

TAXI



 “Ella bajo del taxi y corrió a encontrarse con su amado bajo la lluvia. Mientras el taxista comía bizcochos y se quejaba del chiflete que le entraba por la puerta abierta"

ExpresO



Las nubes me engañaron con la luna y ni siquiera los pájaros pudieron consolarme. Las ocho tardes que me prometiste se fugaron lentamente, dejándome sola. Duele ver que las sábanas rotas abandonan su dignidad roja y la convierten en quizáses.
Me perturba dormirme y despertar dentro de otro sueño. Llorar que nos reíamos, odiar que nos amáramos. Uno a uno caen los silencios incómodos y se hacen añicos contra el piso. La imagen virtual se dio vuelta, y otra vez es corpórea, es real. Pensarás que estoy loca, que tantas mandarinas me hacen ver visiones. Yo te digo que no importa, es más, te lo grito. Te devuelvo tus alas de plomo, esas que me diste un martes, para que voláramos juntos y nos mimetizáramos con las mariposas, o muriéramos de la mano, en lo azul pudriéndonos de a poco.
Tu felicidad canta junto al manzano, y la mía, anda por allí… con frío seguro. La llave y la maceta se perdieron hace tiempo, y mi maleta acumula inviernos dormidos. Me da tanta pena despertarlos. Prefiero huir, lisa y pura, sin relojes ni amuletos, con lo puesto.
Los barcos de papel que tengo en el bolsillo me bastan y me sobran.

domingo

La CONSIGNA


Silencio, un silencio que pareciera tragárselo todo
La vida se escurre entre los dedos
Todo se reduce a tan sólo un parpadeo, a tan sólo una lágrima

Breve ritmo acompasado, natural, involuntario.
Cuantas cosas que pasan desapercibidas, ¡y qué importantes resultan!
Sangre, sangre, roca. Vida sobre piedra.
Luz
Uno, dos, tres misterios.

Que sencillo es sentirse solo, llegar a encontrarle el gusto a lo desgarrador de un suspiro. El capricho de caer parado, pero ¡cuánto sangran nuestras manos!
Tirarlo todo por la borda, lavar las culpas en el agua salada.
Siguen allí, es difícil borrar las marcas.
Es más fácil escapar al destino.

Sigues sollozando, aún la lágrima no cae.
Todo sucede a su debido tiempo.
Ahora toca el acero, rieles furiosos escupen su traición a la tierra.
Seguimos buscando el sol, pero él siempre estuvo a nuestra espalda.
Cuesta tanto sorprenderse.

Vaivén, ser o no ser.
Si tan sólo supiéramos el camino. Si tan sólo resolviéramos la cuestión.
Tierra, roca, gusano. ¿Para qué seguir jugando?
En esta ruleta no hay número ganador.

La luna se pierde. La nada, la Histeria. La noche no soporta su ignorancia.
Por fin cae la lágrima, ya era hora.
Algunas culpas permanecen, oteas se han ido con las algas y la espuma.

Lo involuntario se hace voluntario, ya no es natural. Ya no es humano.
Roca, roca, sangre. Piedra sobre vida,
Oscuridad.
Veintisiete misterios.

No ser. La muerte se ríe en silencio. Un silencio que pareciera tragárselo todo.
La vida se escurre entre los dedos.
Todo se reduce a tan sólo un parpadeo, a tan sólo una lágrima

Calipso 

Miércoles


“No le asustaba ni el fuego, ni la noche, ni el silencio. No creía en fantasmas, terroristas ni en juicios finales. Había sido soldado, ladrón y peluquero. Había luchado con leones, ninyas y hombres topo. Pero le daba terror quedarse solo en casa los miércoles.”

Calipso 


jueves

Vanidades


Aquella nota perdida

sábado

Walking Around


Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.



Pablo Neruda

viernes

remember


Tum tum, psica tunga-lé, psica tunga-lari bé
Psica tunga pinga.
Avé pelebere-bé psica tunga-lari bé
Psica tunga pinga, 

                           Cae cae globito, bello de jaBÓN.

jueves

EFFET DE NUIT




La nuit. La pluie. Un ciel blafard que déchiquette
De flèches et de tours à jour la silhouette
D'une ville gothique éteinte au lointain gris.
La plaine. Un gibet plein de pendus rabougris
Secoués par le bec avide des corneilles
Et dansant dans l'air noir des gigues nonpareilles,
Tandis que leurs pieds sont la pâture des loups.
Quelques buissons d'épine épars, et quelques houx
Dressant l'horreur de leur feuillage à droite, à gauche,
Sur le fuligineux fouillis d'un fond d'ébauche.
Et puis, autour de trois livides prisonniers
Qui vont pieds nus, un gros de hauts pertuisanier
En marche, et leurs fers droits, comme des fers de her
Luisent à contre-sens des lances de l'averse.


(Efecto nocturno
La noche. La lluvia. Un cielo incoloro que desgarra
De flechas y de torres a plena luz la silueta
De una ciudad gótica apagada en la gris lejanía.
La llanura. Un patíbulo lleno de flacos ahorcados
Sacudidos por el pico ávido de las cornejas
Guiñotean en el aire danzas desiguales
Mientras que sus pies son pastos de los lobos.
Algunos matorrales espinos os dispersos y algunos acebos
Alzan el horror de su follaje a derecha, a izquierda
Sobre el tiznado barullo de un fondo de boceto.
Y luego, alrededor de tres lívidos prisioneros
Que andan descalzos, el grueso de los altivos guardianes,
Camina, erguida sus armas, como rejas de rastrillo,
Brillando a contra luz las lanzas del aguacero.)

Paul Verlaine (1844-1896)

Maths


Te da tranquilidad saber que existe una respuesta, que todo está fríamente calculado y que el plan se trazó hace mucho tiempo atrás. Suspirás, aliviado de que al menos hoy no te va a explotar la cabeza. Al abrir el libro negro, todos las fórmulas te tientan. Es peligroso que se vuelvan una adicción, pero no te importa en absoluto. La mecánica es el secreto, y aunque te ardan los ojos no hay nada que no entiendas, que sea imprevisible. No hay imposibles, y te encanta conocer de memoria el olor de la tinta, de la regla, del lápiz. La hoja cuadriculada te marea, pero te gusta esa sensación de vértigo que se apodera de vos cada vez que la mirás fijo. El reloj se queja de su desgracia personal y te reís de lo lento que pasa el tiempo cuando los problemas se resulven rápido. Tratas de oír algo afuera pero el ronquido de la heladera se vuelve insoportable. La calculadora se apaga, y te sentís todopoderoso. Lo tenés todo controlado y te desperezas. Sonreís y te vas afuera a fumar. Todo fluye tal cual lo imaginaste, todo encaja, el tren no se descarrila y pensar en que eso suceda te causa escalofríos. Por suerte todo es exacto, aunque están permitidos algunos decimales para romper la monotonía.
Volvés a sentarte y aunque un par de números se volaron por la ventana abierta, y el café se haya llenado de derivadas e intergales, volvés a sonrerír, feliz de que las noches no se parezcan a los días. Tomás el lápiz, despertás a la calculadora de su breve siesta y volvés a marearte en un laberinto de números que titilan indicandote la salida.

Calipso 

miércoles

MOSCAS

No soy de esas chicas que tienen miedo de la noche, del insecto, del engaño. Me gusta que me asusten, o que lo intenten al menos. Sentir la adrenalina, que los pelos se me erizen, el latido de mi corazón cada vez más fuerte contra mi pecho. El instinto y el impulso que me causan tanta gracia y no poder dejar de temblar de cansancio. Le saco la lengua a los callejones oscuros y abrazo el vértigo. Lo profundo me consuela y a veces el tic tac logra ponerme nerviosa.
Sin embargo, cuando ví este corto... sentí algo indescriptible. Un "no sé que" que me puso la piel de gallina. Tal vez la voz que pareciera venir de al lado mío, que sabe cuando hacer silencio y mantenerme en vilo. Las uñas, la aguja, la idea. Puede haber sido el hilo, la muerte en vida de las moscas, las moscas. Pero creo que lo que más me impactó fue la naturalidad. Creo que me da miedo que la locura del hombre deje de sorprendernos.

martes

LA RIMA

La rima, ese eco exquisito que en lo más hondo del valle de las Musas crea su propia voz y la contesta; la rima, que en manos de un auténtico artista es, no sólo un elemento material de armonía métrica, sino un elemento espiritual de pensamiento y al mismo tiempo de pasión, mediante el cual despierta nuevos estados de ánimo, dando lugar a un resurgimiento de ideas y abriendo con su dulzura y con una sugestiva sonoridad, puertas de oro que ni tan siquiera la imaginación ha logrado abrir nunca; la rima, que transforma en lenguaje de dioses la elocuencia; la rima, única cuerda que hemos añadido a la lira griega (...)

                                               Oscar Wilde,
Fragmento de "El critico como artista"

miércoles

Truco.



Pecar
contigo fue mi pasatiempo preferido.
Soñar que una vez estuviste aquí, es
Pecar.

Llorar,
cuando tu suspiro se evapora, morir
Buscandote entre la niebla sin dejar de
LLorar.

Correr,
sentír que te haces uno con el horizonte,
Cansarse hasta el delirio y volver a
Correr.

Confesar
que todo fue un truco de magia, sin conejos,
sin galera, sin baraja. Solo eso puedo
Confesar.

Calipso 

domingo

Crisálida,

Cuando te busco es tan fácil encontrarte que me causa escalofríos. Te lanzas a mis brazos aunque no te lo pida y me suplicas que te alimente. Me cansas, me confundes, me hipnotizas. Corres lejos pero nunca te vas de mi lado, me envuelves y no te siento, me hartas hasta que me canso de extrañarte, me llevas a lo oscuro y me quedo ciego para sentirte, y recordar tu sabor después de las doce. Te apareces desde el espejo y no puedo hacer otra cosa que sonreír. Le miento a mi cabeza y te crees todo lo que te canto.
Ojalá fueras más estúpida, ojalá cayeras en la hoguera. Así dejaría de darme nauseas levantarme y ver tu cepillo de dientes.


Calipso

 

sábado

SAPIENS

SAPIENSAPIENSAPIENSAPIENSAPIENSAPIENSAPIENSAPIENSA

Pentagrama



La infacia se me sale por los ojos. Tu seguridad me abruma. Hoy más que nunca tengo las manos frías y siento que el tiempo se ríe a carcajadas. Me tapo los oídos, pero detesto no escucharte cantar. Mi diablo me susurra que no importa, que te de la mano, que te deje ser. Pero el grillo canta más fuerte y no me deja hacerle caso al mentiroso. Me alejo, y cada paso me duele menos. Algo vuela de mis entrañas y me siento un poco más liviana. Abro los ojos, siento que nunca has estado, que jamás exisitiste. Que tu voz no me hizo temblar, ni que tus ojos me dejaron sin respuestas. Que la mañana nunca será noche, ni que la ventana se cerró de golpe.
Cierro los ojos, y mis manos vuelven a enfriarse. Y tu voz se oye nuevamente desde el baño al igual que el susurro del diablo.

Calipso 

domingo

Vuelo



"Tan melancólicamente inasibles como el recuerdo de ciertos sueños,
o como la felicidad de algunos pasajes musicales."

viernes

Un par de demonios y agua hirviendO

Lo amaba. Él era en lo único en lo que pensaba. Día y noche, noche y día, noche y noche. Su corporeidad me asombraba e hipnotizaba. Había tanto de él que no comprendía y que sin embargo aceptaba. Lo prefería así, lleno de misterios y de colores vivos. Sus ojos me dejaban atónito, sus manos, sus arrugas, su piel… su piel. Tenía todo, y yo amaba todo de él. Tras sus suspiros iba yo, agarrándolos al vuelo y guardándolos en el bolsillo.
Odiaba dejarlo atrás, alejarme de su persona, despegarme de su figura. Pero debía ser paciente, no podía seguirlo a todas partes. No debían verme en determinados lugares, hubiera sido inexplicable, incómodo, onírico. No podía imaginarme junto a él en su oficina, o dentro de su propia casa, o en las noches oscuras y cobardes. Yo sólo podía asomarme, debes en cuando… como algo fugaz, tenue. Pero nunca mostrarme tal cual, en toda mi extensión. Eso sólo ocurría los cálidos mediodías, donde la nostalgia desgarraba mi calma, y lo seguía de forma explícita… para que me viera, me sonriera, me pisara, me jugara.
Claro que yo era algo común para él. Los hombres ya no se preguntan, ni se asombran. Ya no les importa la nube, ni el pájaro, ni la lágrima. Soy nada, algo que no molesta, pero que tampoco importa… ni siquiera algo. Soy la imagen perdida, una película vieja, un caset. Sólo un contorno, un contraste. Una masa gris, confundible, camuflable. Soy…¿ soy?
No puedo llorar, ni mentir, ni soñar. Soy tan limitado, tan estructurado. Lo que él hace yo lo hago. Aunque prefiero la distorsión en determinados momentos y me tomo la libertad de hacerlo un poco más irreal, sigo pisando sus talones e imitando, como un estúpido monito de feria, todos sus movimientos, todas sus manías.
Como todos, paso por crisis. Como casi todos, lo amo y lo odio, y lo vuelvo a amar. Me he tratado de enamorar de otros como yo, de olvidarme de su sonrisa perdida y sus ojos juguetones. Pero a todos los de mi especie les pasa lo mismo que a mi, todos perdemos la cabeza rápido y somos bastante tercos. Y viendo a mis pares, corriendo ridículamente tras sus amores no correspondidos, casi rozando el delirio y sin un ápice de de orgullo propio, me veo. Me doy asco y me siento uno con la masa. A la noche, en la quietud exasperante de mis pesadillas, el sol es demasiado fuerte y duele ser yo.
Sé que si me mato, el morirá también. Porque sí, puedo morir. Sólo tengo que invocar algunos demonios imaginarios que me tiran agua hirviendo y me despegan suavemente. Yo casi no lo siento, pero en el instante en que me voy, él cae en la más profunda de las fiebres. Y en sueños, en memorias tácitas de delirios cuerdos, sabrá que está solo y que esa soledad lechosa y cristalina durará para siempre. Que una parte de él se fue con el agua, con los demonios. Que ni el juego, ni el mediodía y ni siquiera el sol serán los mismos sin su sombra-

Calipso 

CAER O NO CAER ESA ES LA CUESTIÓN



Desprenderme del borde y rezar a un Dios invisible. Beber mi sudor agridulce y sorprenderme al no tocar fondo. Hastiarme hasta el delirio de la interminable espera. Incertidumbre que no me deja soñar, que no me deja llorar. Y llegar, y no ser, y que el golpe no te duela tanto como esperabas. Y que el alivio te envuelva, y que la nada te coma, que te consuma el minuto, que te engulla el segundo. Pasar a ser polvo, a ser tierra. Ya no fingir, no dudar, no callar, no pelear, no temblar, no susurrar, no tararear, no ... ya no. Mejor, caer.

Calipso 

jueves

TODAVÍA

La curva de tu aliento,
Todavia me desvela.
Todavia te imagino,
En los jardines.

Todavia lo grotesco-

El dolor no se evapora
Todavia hay una lagrima
Todavia no te encuentro,
Al final del arcoiris.

Todavia lo masivo.

Finges de nuevo esta vez,
Todavia gritas por las noches
Todavia consigues que te crea,
Pero pronto no habrá velo.

Todavia lo sublime

Lo imaginable es certeza,
Todavia sientes miedo,
Todavia hay un fantasma
Pero ya no te desangras.


Calipso

Siete cabritos

Muda ella, trata de bailar sin órbitas.
En su escenario de rombos, llora.
Nadie la observa, todos la ven. Siempre ahí-

Los cabritos ya no la extrañan, ya no la besan.
Su nostalgia líquida se evaporó, y la nube se ha ido.
Su misión es volver loco de amor al mar, nada más-

Perdida en oscuros delirios de queso
nada la luna en la galaxia última.
Suspira resignada, y vuelve a hipnotizar a las olas.
  
Calipso 

lunes

LA TIJERA DE PLATA



Marioneta con hilos de nylon,
bailas la caótica danza, giras.
¿Puede su razón ciega transformarse en estrella?
La quimérica soledad se llena de suspiros.
¡Cuánta nada vertida en sus ojos!

Se cristalizó la lágrima,
nos ahorcamos con nuestros hilos,
el verdugo se ríe de nuestra estupidez.
Suena el silencio de su risa muda,
ensordece.

La mano pálida mueve,
nos hace girar al sonido de su música.
tiembla, ¿duda?
Perdidos en el insondable misterio
y en el juego laberíntico de sus dedos.

La sombra del titiritero asusta,
el miedo se asoma tembloroso
y nos dejamos atrapar,
y nos dejamos
al destino.

Calipso 

sábado

L'Homme Sans Tete

L'Homme Sans Tete (El hombre sin cabeza)

A veces uno no sabe que cara ponerse para salir afuera. Ojalá todo fuera tan fácil y pudieramos elegir identidad a la carta, ojalá el amor fuera tan irónico y tan onírico a la vez. Pero no, la vida es complicada, y aunque algunas veces preferimos no ser nosotros y no tener cara, ni vida, ni sombra, muchos extrañaríamos el reflejo de nuestra sonrisa taciturna en el espejo.

Excelente corto, uno de los mejores.


martes

vuelta y vuelta, milanesa.






Tumba acuosa



El aire no tiene la culpa, la tierra se rie por no llorar.
Fingiendo ya no sanan las heridas. Ya no duelen tampoco.
Lo claro está oscuro, y al revés no puedo entenderte.
Mirá la nada y verás agua. Rezá por que no cristalice.
El flujo ya no es continuo y aunque cueste parar
es necesario.


Calipso

lunes

Continuación de un Diálogo

Luis y Juan iban caminando y hablando.
- Te acordás de esteban? - preguntó Luis.
- Sí, me acuerdo (...) - contestó Juan - Se suicidó una noche hace tres años.
- Hace tres años? - dijo Luis - (...) Puedo asegurarte que hace dos años.

Y al cruzar la calle un automóvil atropelló a Juan.


- Vos tenías razón - le dijo Esteban a Juan - Fue hace tres años, una noche.
Y Esteban y Juan siguieron caminando y hablando.

Villafañe

domingo

[ Hay que dejar la puerta abierta ]



Hay que dejar la puerta abierta
aunque la cierre el viento.

Alguien puede llegar y
compartir la lluvia,
cuando el último gorrión nos abandona.

Por favor, siéntese
sabemos que nos esperábamos.

Es absolutamente necesario ocupar esa silla,
los árboles se van con sus maletas.
Nos rodea el desierto.
Sentite libre, explorá, descubrí. Te invito a que nos descifremos y simulemos comprendernos desde donde estemos. Soñemos a imaginarnos. El alivio de una visita, aunque sea sólo una ráfaga.