Lloro al verte bailar con las algas,
al verte consumir
ese oxígeno vital y mentiroso,
que engaña a tu organismo crédulo.
Las lágrimas son tantas, que son aire y
sentís una mirada que te penetra,
te perturba, te tortura.
Todo parece tan extraño allí afuera,
que te resignas en tu burbuja celeste,
y no te mentís con horizontes irreales,
con proyecciones que sabes que son reflejos,
de reflejos.
Cada tanto Dios provee, y la rutina maldita
se apodera de tus actos. Nada te sorprende,
ni siquiera el mar de tu pasado,
que aparece y desaparece en tus sueños
ingrávidos.
Sonreís, preferís soñar,
sentirlo podría ser peligroso.
Sabés que tu corazón de pez,
no lo resistiría.
Calipso
Sin comentarios, sólo sé que dentro de la ampolla todo eso es cierto, así es y es terrible pero en tus palabras resulta hermoso.
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