viernes
ExpresO
Las nubes me engañaron con la luna y ni siquiera los pájaros pudieron consolarme. Las ocho tardes que me prometiste se fugaron lentamente, dejándome sola. Duele ver que las sábanas rotas abandonan su dignidad roja y la convierten en quizáses.
Me perturba dormirme y despertar dentro de otro sueño. Llorar que nos reíamos, odiar que nos amáramos. Uno a uno caen los silencios incómodos y se hacen añicos contra el piso. La imagen virtual se dio vuelta, y otra vez es corpórea, es real. Pensarás que estoy loca, que tantas mandarinas me hacen ver visiones. Yo te digo que no importa, es más, te lo grito. Te devuelvo tus alas de plomo, esas que me diste un martes, para que voláramos juntos y nos mimetizáramos con las mariposas, o muriéramos de la mano, en lo azul pudriéndonos de a poco.
Tu felicidad canta junto al manzano, y la mía, anda por allí… con frío seguro. La llave y la maceta se perdieron hace tiempo, y mi maleta acumula inviernos dormidos. Me da tanta pena despertarlos. Prefiero huir, lisa y pura, sin relojes ni amuletos, con lo puesto.
Los barcos de papel que tengo en el bolsillo me bastan y me sobran.
domingo
La CONSIGNA
La vida se escurre entre los dedos
Todo se reduce a tan sólo un parpadeo, a tan sólo una lágrima
Breve ritmo acompasado, natural, involuntario.
Cuantas cosas que pasan desapercibidas, ¡y qué importantes resultan!
Sangre, sangre, roca. Vida sobre piedra.
Luz
Uno, dos, tres misterios.
Que sencillo es sentirse solo, llegar a encontrarle el gusto a lo desgarrador de un suspiro. El capricho de caer parado, pero ¡cuánto sangran nuestras manos!
Tirarlo todo por la borda, lavar las culpas en el agua salada.
Siguen allí, es difícil borrar las marcas.
Es más fácil escapar al destino.
Sigues sollozando, aún la lágrima no cae.
Todo sucede a su debido tiempo.
Ahora toca el acero, rieles furiosos escupen su traición a la tierra.
Seguimos buscando el sol, pero él siempre estuvo a nuestra espalda.
Cuesta tanto sorprenderse.
Vaivén, ser o no ser.
Si tan sólo supiéramos el camino. Si tan sólo resolviéramos la cuestión.
Tierra, roca, gusano. ¿Para qué seguir jugando?
En esta ruleta no hay número ganador.
La luna se pierde. La nada, la Histeria. La noche no soporta su ignorancia.
Por fin cae la lágrima, ya era hora.
Algunas culpas permanecen, oteas se han ido con las algas y la espuma.
Lo involuntario se hace voluntario, ya no es natural. Ya no es humano.
Roca, roca, sangre. Piedra sobre vida,
Oscuridad.
Veintisiete misterios.
No ser. La muerte se ríe en silencio. Un silencio que pareciera tragárselo todo.
La vida se escurre entre los dedos.
Todo se reduce a tan sólo un parpadeo, a tan sólo una lágrima
Calipso
Miércoles
“No le asustaba ni el fuego, ni la noche, ni el silencio. No creía en fantasmas, terroristas ni en juicios finales. Había sido soldado, ladrón y peluquero. Había luchado con leones, ninyas y hombres topo. Pero le daba terror quedarse solo en casa los miércoles.”
Calipso
Calipso
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